Cuando se trata de la piel, existe una línea no tan fina entre un aspecto sano, radiante y luminoso y un brillo aceitoso.
Puede resultar frustrante intentar encontrar ese equilibrio elusivo y saludable que se sitúa entre una epidermis seca y apagada y el tipo de brillo que hace que quieras coger otro exfoliante.
La piel grasa es un problema frustrante, pero desde el punto de vista médico puede ser síntoma de varios problemas diferentes (e incluso opuestos).
Si tienes la piel excesivamente grasa o acné, sin duda hay un desequilibrio que hay que tratar, pero para entender cuál es el desequilibrio (y cómo combatirlo), primero tienes que entender por qué tu piel tiene grasa en primer lugar.
El papel del aceite en la piel
Aceite, sebo, lípidos... todos son nombres para una parte a menudo incomprendida de la salud diaria de la piel. El aceite es un producto importante para mantener una piel sana.
Los poros producen grasa, o sebo, a través de la glándula sebácea. Esa glándula está ahí en primer lugar para producir grasa, que puede ayudar a tu cuerpo a eliminar las células muertas de la piel. Y cuando todo funciona correctamente, evita que la piel muerta se acumule y ayuda a que tu piel en general tenga un aspecto sano y brillante.
Pero las cosas se tuercen, y cuando una parte del proceso se desequilibra, la producción de grasa puede salirse de madre. De repente, los poros se desbordan con una acumulación de grasa, una de las formas habituales en que las bacterias del acné pueden prosperar y formar granos y provocar un brote.
El problema no tan simple de la piel grasa
Puede parecer contrario a la intuición, pero puede que tu piel grasa no se solucione tan fácilmente, bueno, secándola.
La piel grasa sugiere un desequilibrio en los procesos naturales que lleva a cabo la piel, es decir, el desprendimiento de las células muertas y el crecimiento sano de nuevas capas.
Pero el aumento de la producción de sebo y el exceso de sebo pueden deberse a muchas causas, desde poros cerrados y sucios hasta una piel excesivamente seca, pasando por carencias de vitaminas y proteínas e incluso desequilibrios de una hormona como los andrógenos. En realidad, no hay un único origen, y no es tan sencillo como exfoliarse más o eliminar los alimentos grasos de la dieta.
Tendría sentido entonces que el remedio no fuera secar aún más la piel, sino tratar la causa del exceso de grasa. De ese modo, podrá volver a tener un aspecto equilibrado y saludable con...